viernes, 11 de diciembre de 2009

CUCHARADA




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Biografía de Cucharada
por Nacho Lillo

Ofrecido porCucharada es ante todo uno de esos voluntariosos grupos abanderados del entrañable Viva el Rollo de finales de los 70, que debió merecer mejor suerte y sobre todo más medios, pero la rueda fortuna es caprichosa y demasiado autocomplaciente. Acerca de su fundación, su superviviente más localizable, José Manuel de Tena Tena, echa mano de la otrora filosofía excéntrica del grupo para hablar de luna llena y martes y 13; lo que fue sin duda su primitivo estudio de grabación fueron los corredores del metro en que sus miembros empezaron a desgranar sus inquietudes. Primeramente bautizados como Spoonful, se catellanizan como Cucharada y empieza su mayoría de edad en el año 1977, gracias a su colaboración con los míticos Lacochu (Laboratorio Colectivo Chueca) y cuelan en el disco generacional "Rock del Manzanares (Viva el Rollo v.2)" (Chapa, 1978) su tema insignia: "Social peligrosidad", denuncia y versos contestatarios surcados por un rock 'n' roll trepidante.

Aunque delinear la formación al dedillo es imposible, su estructura ósea la conforman Antonio Molina (guitarra), José Manuel Díez (batería, voz y guitarra), el ya citado Manolo Tena (bajo y voz) y Jesús Vidal (guitarra); a veces pululan por sus discos y directos gente como Hilario Camacho, Miguel Botafogo, Florencio Martín y Moncho Alpuente. Sus actuaciones derrochan teatralidad, imaginería reivindicativa y divina improvisación, fusión rock y teatro que guiña a Frank Zappa, los movimientos mímicos de Lindsay Kemp y alguno de los planteamientos de grupos teatrales como Tábano y las Madres del Cordero, consideradas, en definitiva, de lo más impactante en Madrid en aquella época. Musicalmente se les emparenta con Led Zeppelin, con dejes underground y punk rock.

El 5 de junio de 1978 graban para Chapa su primer sencillo "Social Peligrosidad / Libertad Para Mirar Escaparates" (Chapa, 1978), un buen plato de presentación con un entramado rock muy original y redundante en la sátira social y en unas letras abrasivas y sin complejos en su tétrica descripción de la epidemia de una sociedad indiferente e hipócrita; Cucharada se erige como una formación molesta para la sensibilidad de las radiofórmulas, llegando a ser educadamente obstruida su ola en no pocas ocasiones. No fue así en el popularmente conocido como Rocktiembre, donde dejaron huella y profesionalidad junto a otros como Leño, Coz y Topo ante un público estupefacto.

Esto empuja a su larga duración "El Limpiabotas que Quería ser Torero" (Chapa, 1979), una obra subestimada y que es de obligada recuperación, ocho cortes que dejan sin repiración, de una creatividad exultante y con un rudo sonido defendiendo letras que no dejaban margen alguno para eufemismos o metáforas, vislumbrado en el visceral binomio de "Abarca y devora" - "Compre, pase, no molesta", eso sin olvidar preciosos y originales pasajes instrumentales que amplian su gama de acción en matices insospechados, la etérea "Canción para pedir limosna" es buena muestra de ello.

Desgraciadamente el disco no acaba de arrancar con el brío requerido, por un lado la productora no les promociona centrándose en ofertas más accesibles y menos arriesgadas como Tequila, aparte los medios radiofónicos andan algo alterados con alguna de sus letras y hacen la señal de la cruz ante las audaces crónicas sociales testimoniales de la marginalidad y los oprimidos (entre ellas la SER, ¿quién te ha visto y quién te ve?). Así que el batiburrillo de personajes de Cucharada (Manolo Tena se convierte en una tal Lolilla Cardo, izquierdista y chistoso), cogen su baúl de polichinelas y vagan con más arte que sustento por la España adolescente de la transición. Enarbolando su lema La Entronización del Harapo, una acaramelada descripción de su "moviola" cutre y fascinante, ganan admiración y sorpresa entre el público, de hecho llegaron a tener a Kaka de Luxe como teloneros.

Pero para colmo de males la Orquesta Mondragón les pisa el terreno con paranoia similar, pero con más financiación y filminas de la que ellos pudieran soñar. Ante la nueva ola y los ritmos nocturnos llegados del otro lado del atlántico, Cucharada edita su último single "Quiero Bailar Rock & Roll" (Chapa, 1980) dando un giro hacia la disco que acaba por provocar el óbito de este desafortunado y maravilloso zoo de experimentación y buen rock; y es que sus pocos seguidores a pesar de la polémica y atrevida letra de Tena, no casaron bien esos ritmos con acento electrónico ataviados de sintetizadores.

Como última hazaña Cucharada actúan como teloneros de Chuck Berry (casi ná). Mucho tiempo después Siniestro Total rinde pleitesía a la desgarbada banda con la recuperación y reinterpretación de alguno de sus temas: "Compre, pase, no molesta" y "Quiero bailar rock and roll".

Tesón y memoria es ahora su disfraz, y lo demás, pues poco importa

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